Hola, mi nombre es Marie. Soy una madre soltera, feliz de tener dos hijos nacidos y criados en Brownsville, Brooklyn. Mi familia es de Carolina del Sur y de la Isla de St. Kitts. Ahora vivo en Williamsburg con uno de mis dos hijos que se llama Tyler.
Mi vida era sencilla hasta que uno de los maestros de mi hijo de 14 años me llamó a la escuela. Al llegar encontré que Tyler llevaba una peluca y estaba maquillado. Me quedé en estado de choque, buscando una explicación. Cuando regresamos a casa le pregunté, “¿Por qué te vistes como una chica? “Tú eres un hombre”. Él me respondió, “No sé por qué”. Yo tengo amigos gays pero nunca había escuchado de alguien que quisiera ser de diferente género. Esto me asustó. No quería que Tyler sufriera o fuera lastimado.
Así que le dije, “Por el resto del año no te podrás vestir como una mujer”. Después de esto él comenzó a faltar a la escuela y se afectó nuestra relación.
Una noche me llamó la policía para informarme que Tyler había recibido un balazo en su brazo y en ruta al hospital me dijo, “Usted debe saber que su hijo está vestido como una mujer”. Tyler estaba metido en una relación con un hombre. Cuando los amigos de este hombre los vieron Mi Hija, Tyler juntos, le gritaron, “Ese vestido de mujer es un hombre”. Entonces él que lo acompañaba disparó a Tyler para guardar las apariencias. Todo cambió desde ese instante. Estaba profundamente agradecida de que Tyler estaba vivo. Entendí que tenía que saber de qué se trataba todo esto, o si no, iba a perder a mi hijo para siempre. Busqué recursos por el internet y llamé a diversas organizaciones que prestan servicios de apoyo para educarme sobre este asunto. He aprendido que para las personas transgénero el asunto va más allá que vestirse con la ropa del sexo opuesto como si fuera un transvestí. Ellos sienten profundamente que su género es diferente de su sexo biológico al nacer. Un día me le acerqué a Tyler y le dije, “Dime, ¿te sientes de esta manera?”. Ella me respondió, “Si mami, siempre lo he sentido”. Pensé mucho acerca de esto y me di cuenta que Tyler no iba a cambiar. Entonces, yo tenía que aprender a aceptarla.
Pero no ha sido nada fácil. Ella ha sido discriminada en la escuela y en la calle. A veces, tengo que recordarme que se trata de quien es ella. Ahora, hablamos abiertamente. Ella sabe que siempre será mi hija y que siempre la amaré y la apoyaré.